martes, 2 de septiembre de 2008

Sobre "Escenarios de la fobia clínica"



por Francisca Cifuentes

Quisiera partir enunciando las siguientes preguntas que estuvieron en mi cabeza al leer Escenarios de la fobia clínica, ¿Cuál sería el fantasma del fóbico? ¿Cuál sería la posición del Otro? ¿Los objetos fóbicos deben tener alguna característica particular? ¿Cuál seria el modo mas adecuado para realizar un proceso psicoterapéutico?

Es relevante primero definir como será entendida la fobia y cuál es el rol que el pánico juega en ella. El pánico seria el propulsor de la fobia, ya que “la fobia se instala generalmente después de que, en ciertas circunstancias […] se ha vivido un primer acceso de angustia” (Assoun,1948, p. 35). La fobia, por tanto, estaría encubriendo una angustia, que en el común de los casos tiene que ver con una angustia por lo pulsional, la pulsión pasa a ser algo peligroso. Por ello, la angustia se posiciona con respecto a un objeto, para que ese objeto “tape” la angustia producida por la posible satisfacción de una pulsión. “El objeto que provoca pánico genera la invasión de algo que tendría que haber permanecido oculto y cuya existencia se volvió flagrante” (Assoun, 1948, p. 38).

Asimismo, se produce una desconfianza frente a la propia pulsión, en el que el objeto al presentarse evidencia esta pulsión que genera angustia y que se intenta mantener reprimida, pasando el objeto a representar dicha angustia que lleva al pánico. Se podría afirmar que“el síntoma se constituyó para impedir la explosión de la angustia” (Assoun, 1948, p. 56). El objeto pasa a simbolizar aquello que angustia tanto, simboliza la pulsión que ha sido reprimida.
Por otra parte, a la base a esta represión de dicha pulsión estaría la figura del padre, la cual se escondería bajo el objeto fóbico, lo cual queda evidenciado en las zoofobias, donde la hostilidad que se puede sentir hacia el padre queda fijada en un objeto que llamo la atención del sujeto y que le recuerda la castración. “El padre se reconoce como el heredero del “gran animal”” (Assoun, 1948, p. 62).

De esta manera, el objeto fóbico se vuelve el único objeto que no puedo dejar de mirar, asemejándose en este sentido a una obsesión, ya que el sujeto no puede dejar de pensar en el objeto y de buscarlo para así poder evitarlo y no tener que pasar por el pánico y la angustia que provoca verlo de frente. “El objeto fóbico es el que no puedo mirar discretamente, el que no puedo hacer desaparecer, como la mayoría de los objetos” (Assoun, 1948, p. 42). Por ello, el ojo cobra vital importancia, ya que es a través de éste que la persona ve el objeto, estando fijada la angustia en este órgano.

19 comentarios:

Anónimo dijo...

Si bien el fóbico se impone una limitación para escapar de algún peligro pulsional, el cual implica recaer en sus propios placeres y peligrar, como en un período de su infancia, ante uno de los mayores miedos: la castración o algo parecido, es importante entender, que esto no atañe sólo al sujeto fóbico, sino también al Otro y a la ley en el suceder edípico.
Si la sanción y el temor ante el cumplimiento de los propios placeres son elementos fundamentales para que el fóbico busque significar en algún lugar su angustia y no llevarla en su interior perpetuamente, creo que he clarificado mi pensar sobre el cuestionamiento de la sesión pasada ¿El sujeto está solo en este mal o es infundido por otro que no le permite salir de él? si antes pensé en la genuidad del individuo ahora lo pienso como genuidad dentro de lo que el Otro determina. Si bien sus defensas y conductas tienen como raíz primordial la determinación de un Otro, el sujeto significa estas vivencias y elabora su fantasma de la mejor manera que pueda.
La forma de defenderse de aquella angustia personal sólo es un intento desesperado de aliviarse de sus pulsiones, que si en un minuto su influjo fue recibido sin sanción, ahora debe vivir con ella y tratar de mitigarlas como de lugar: por ejemplo, a través de un objeto o espacio que reciba tal significación y lo libere del miedo interior.

Anónimo dijo...

Lo siento me acabo de dar cuenta de que escribi mucho :(

Anónimo dijo...

Con respecto a las preguntas que guiaron el escrito de la Fran, me parece interesante lo referido a la posición del Otro. Desde mi punto de vista, el conflicto en la neurosis se anuda en tres formas distintas de responder a la pregunta por el deseo impuesto desde una otredad y luego una ubicación del sujeto en el mundo, con respecto a éste: histeria de conversión, histeria de angustia y neurosis obsesiva; de alguna manera poseen un conflicto psíquico común. En el caso del fóbico, el mecanismo evidenciado es el de un desplazamiento (evitativo) de la angustia que provocan los deseos (de un otro) y que son incestuosos. Me parece entender, que de esta manera se sostiene el fantasma fóbico, ya que no aparece nunca una sanción que por fin ponga terminación (el corte castratorio) a la satisfacción del deseo del sujeto, y así simplemente desplaza para permitir sacar de la vista la evidente amenaza y continuar completado en un imaginario propio.

Unknown dijo...

Respecto al comentario de Pato Meneses de la semana pasada y a lo que discutimos en ayudantía sobre lo genuino del fantasma, me quedaron dando vuelta algunas interrogantes. Creo que esta pregunta es central para la práctica clínica misma. También lo discutimos con algunos compañeros más tarde: si la neurosis es un derecho, ¿qué se le puede pedir al psicoanálisis? ¿Estaremos pidiendo mucho? En la película que vimos también se destacaba la imposibilidad de vivir sin un fantasma que mediatice nuestra relación con la realidad. En un texto de Miller recuerdo haber leído que el análisis se trataba de ir a dar una vuelta detrás del fantasma, de ir a mirar lo que hay tras él, la nada. En fin, a lo que voy, es que si bien claramente la neurosis se establece como un derecho para el sujeto, como una salida totalmente válida, creo que no le estamos pidiendo mucho al psicoanálisis en tanto esa salida puede limitar enormemente y acarrear un sufrimiento que el paciente que consulta requiere aliviar. Cuando el fantasma fracasa aparece el síntoma. Creo que la fobia se constituye como una de las salidas más limitantes para el sujeto, que literalmente limita su circulación, su cotidianeidad, sus movimientos, para evitar enfrentarse al objeto fóbico, el cual sin embargo nunca está tan lejos, y no se cansa de recordarle permanentemente la angustia, el pánico.

Pato.M. dijo...

Para mí, pensar que el fantasma es un derecho da cuenta de que, a pesar de que no hay solución para la condición humana, es posible acceder mediante un rodeo al mundo, a la vida cultural, a la relación con otros, a la significación. Si el paciente tiene derecho a elegir su neurosis, es porque no elegirla, lo sabemos, abre sin frenos el camino a un dolor más vacío y más innombrable.
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Si el fantasma es posibilidad es porque es una elección que debe respetarse. Lo propongo como una consecuencia teórica que justamente nos obliga a respetar la subjetividad del paciente. Esto, al margen de las consecuencias transferenciales que produce la escucha analítica. Más allá de la estructura, nuestro paciente exige atención psicológica, es decir nuestro volcamiento profesional hacia su realidad vital.
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Sobre el rol del psicoanálisis y de todas las profesiones de salud mental frente al sufrimiento, creo que más vale ser cuidadosos, es decir, no prometer demasiado. Pienso que el éxito terapéutico está mediado por factores siempre más cercanos al misterio que a la certeza. Más bien, ésta es un lugar que la estructura neurótica crea, mantiene y desecha (recordemos el Amo y el esclavo en la histeria, y el deseo de muerte y admiración al padre en el obsesivo), y que hoy se mantiene vivo en las múltiples formas de discurso que le sirven de muleta al sujeto: el discurso médico, el discurso de la magia, el lugar común de la farándula, etc.

José Pedro Elton dijo...

Considerando lo conversado en la ayudantía, acerca de la estructura psíquica, podemos ver como la fobia se instala como proceso singular en el funcionamiento neurotico en torno al deseo, ya que posee su propio mecanismo para evitar el goce prohibido y controlar de alguna manera la angustia de castración. Quizás la problematica para el analista está en trabajar en ese funcionamiento particular, ya que la fobia supone una angustia conciente frente al objeto, y por ende un funcionamiento más precario.

antonia dijo...

Segun las preguntas que se plantearon me quedé pensando en el fantasma fóbico y en aquello que postula Nasio en las diferencias entre los fantasmas de la neurosis. De esta manera quise citar algo que dice Nasio en su escrito. En el sujeto fóbico la "angustia de castración que el amor al padre suscita es repelida y proyectada al mundo exterior" de esta manera se fija en un objeto amenazador que el fóbico tendrá que esquivar para así evitar la invasión de un miedo "consciente más tolerable que la angustia de catsración."

Anónimo dijo...

Por diversos motivos y argumentos que aparecen en el texto, me quedé pensando en cuáles podrían ser las similitudes y la diferencias entre el objeto fóbico y lo que Freud llama “lo ominoso”. Como sabemos, lo ominoso en Freud es definido como aquello siniestro, terrorífico, que vulnera y acecha al sujeto en su existencia. También sabemos que lo ominoso es aquello que particularmente nos es familiar, que se configura de elementos que –podríamos decir- atan al sujeto a un pasado, algo que no es tan nuevo, pero que al mismo tiempo es totalmente desconcertante en su aparición.
¿Y el objeto de la fobia? ¿No es al mismo tiempo algo que extrañamente conocemos, buscamos, “no podemos dejar de mirar”, y a su vez aquello que nos petrifica, nos hace huir, colma nuestro cotidiano de escapadas y límites impuestos por el síntoma? Y en esto, ¿“la cosa” del fóbico no vendría ser –en algo- similar”?
Sólo me parece relevante tomar en cuenta (o recordar) esta similitud por una simple razón, y tiene que ver en algo con la discusión que ha estado generándose en la ayudantía: el derecho a la neurosis, como el derecho a la condición humana, en sus límites y fracasos ¿No tenemos todos los seres humanos, neuróticos o no, algo de cada uno de los pacientes que “estudiamos” e “intentamos comprender”? ¿No habría ahí algo de “origen común”? ¿No será que la única diferencia que existe entre el “la cosa” para el fóbico, y “lo ominoso” para el ser humano, es una diferencia cuantitativa de acuerdo a los montos de energía psíquica que históricamente el sujeto ha puesto en un determinado objeto, por medio de lo ya tan conocido como desplazamiento?

Anónimo dijo...

Me parece interesante la inquietud de Teresa en lo relativo a la distinción entre lo ominoso y el objeto fóbico, ya que en un principio creo podrían confundirse. Hace un año me ocurrió un suceso ominoso: iba en el metro de Buenos Aires y de pronto escucho una voz balbuceante de mujer, poco clara, que se dirige a los "señores pasajeros"; cuando me vuelco hacia esa extraña mujer veo, con un terror desbordante, que no tenía rostro producto de una quemadura total de su cabeza. Ni labios, ni nariz, ni orejas, ni pelo, solo piel y orificios. Obviamente no pude volver a mirarla por lo espeluznante de la escena, y a las pocas horas me puse a pensar en lo sucedido. Creo que la imágen me violentó porque sabia se trataba de algo familiar, que detrás de aquel rostro-sin-rostro se escondía un ser humano igual que yo, es decir, en su ajenidad siniestra había algo que yo compartía.
Pero si la volviera a ver muchas veces creo que el sentimiento de lejanía o de alteridad se desvanecería poco a poco, su imágen se tornaría simplemente familiar. O sea, en tanto objeto no posee ninguna investidura. Si fuese un objeto fóbico, en cambio, la costumbre no mermaría el terror en el encuentro.

Kerina dijo...

Lo desconocido en el sujeto para el sujeto mismo como la pulsión de muerte siempre presente que se hace manifiesta al sujeto agorafóbico petrificándolo en medio de la calle. Es así de sorpresiva como ese doble con el que teme encontrarse el que se siente más solo que nunca entre las multitudes. Ese doble que le habla de que uno se conforma de multitudes, de aglomeraciones con las que no se quiere, pero ha de enfrentarse. La angustia de lo desconocido conocido. Como se ha dicho ya otras veces: lo ominoso! Los síntomas pues como expresión de un enojo ante aquella propia ajenidad con la que no se puede hacer nada! Ni controlarla ni nombrarla, porque se llama a sí misma y ocupa lo que es propio del sujeto para hacerse presente en el mundo. Qué enojoso es salirse de uno mismo...ser otra cosa desconocida bajo la cual se está inevitablemente determinado. Qué enojoso también encontrarse! Que hacer para soltar pues este enojo? El castigo del síntoma...el castigo de la fobia, donde no puedo tampoco evitar la mirada de aquella ajenidad interna, porque el objeto fóbico como decía la fran mira y mira...y me hace mirarlo (así como la madre ante el espejo)

Unknown dijo...

Después de leer el texto y de la ayudantía, nunca pude aclarar mi duda acerca de si la fobia podría verse como una estructura en sí, o como una manifestación en donde se hace presente el fantasma de la neurosis...sin embargo, uan duda aún más importante a mi parecer resalta desde lo anterior: ¿Hace la diferencia en la clínica el observar a un paciente desde una estructura fóbica o desde un funcionamiento fóbico? ¿La aproximación a su sufrimiento será distinta si se entiende su patología como una estructura definida, o si se entiende como una manifestación contingente?

Anónimo dijo...

“El sujeto se ve estupefacto por la aparición (...) de un ser, de una "cosa", que en una mitad pertenece al mundo y en la otra está fuera del mundo, cuya representación invade el espacio desagregándolo, amenazando la presencia del testigo ocular hasta aniquilarla”…. Pensando entonces en aquella mitad que sí pertenece al mundo, me surgen ciertas interrogantes referidas a cómo ciertos objetos resultan ser más comúnmente fuente de angustia por sobre otros, siendo que detrás de cada proceso de desplazamiento hay una historia y un funcionar distinto. Este hecho, al menos a modo personal, me hace pensar en un posible cualidad presente en el objeto mismo que ya desde antes de ser elegido tiene una relación simbólica para el sujeto… no sé… ojalá puedan ayudarme desde algún autor para darles respuestas a estas preguntas.

Unknown dijo...

Vale creo que tu pregunta se puede responder en algo que ha comentado la Tere, en el sentido de que todos como seres humanos tenemos derecho a enfermar, a sufrir, a temer etc, y en ese derecho yo veo algo que nos une. Entonces podríamos pensar que tenemos similitudes en nuestro desarrollo, en nuestro pensar y en nuestras conflictivas y que las elecciones de objetos fobicos, por este mismo motivo, se van repitiendo en los distintos casos. Pero más allá del síntoma que cada uno tenga y que lo haga ir a consultar, creo que me gustaría opinar acerca de lo que le pedimos al psicoanálisis. Creo que es verdad, estamos inmersos en un terreno de incertidumbres y de dudas, cada paciente es un desafío completamente nuevo, pero creo que sí podemos pedirle mucho al psicoanálisis y a nosotros mismos. Quizas no se puede pretender la sanidad absoluta, la perfección y la tan anhelada felicidad, porque despues de todo ¿qué es todo aquello? ¿existen tales estados? pero sí creo que tal y como tenemos derecho a sufrir y a elegir la forma con la cual enfrentamos ese sufrimiento, tambien tenemos el derecho de saber qué hacer con todo aquello, o finalmente no saberlo...pero vivir mejor la vida. A lo mejor el fobico nunca va a dejar de sentirse angustiado y temeroso, pero podrá ser su angustia menor y quizas despierte del engaño de creer que teme a algo cuando en realidad lo que teme es a algo mucho más profundo e interno.

Anónimo dijo...

ME SUMO A LA DICUSIÓN RESPECTO DE CUANTOM PUEDE PERDIRSE AL PSICOANÁLISIS. SOBRE TODO, CONSIDERANDO QUE ES USUAL QUE LUEGO DE UN TRATAMIENTO PARA LAS FOBIAS, EN ESTE CASO, TENGAN EXITO CON RESPECTO AL OBJETO FOBICO QUE LLEVA A CONSULTAR, NO ASÍ CON LA ANGUSTIA QUE LO ATRAVIESA (DE AHI QUE EL PANICO SE DESPLACE A OTRO OBJETO EN MUCHO CASOS). POR LO DEMAS, SI LA FOBIA ES UNA MANERA, AUNQUE PATOLOGICA, DE MANEJAR UNA ANGUSTIA, ¿POR QUÉ INTENTAR ELIMINARLA, CONTRIBUYENDO A UNA POIBLE DESESTRUCTURACIÓN DEL SUJETO? ME PARECE QUE EL PSICOANÁLISIS SÍ TIENE ALGO QUE DECIR AL RESPECTO Y MUCHO QUE HACER, PUES SE ORIENTA A LA ANGUSTIA Y A SU HISTORIA MÁS EMOTA, SIEMPRE EN FUNCION DE UN BIENESTAR ACTUAL. SI BIEN ES CIERTO QUE TODO SE BASA EN ESPECULACIONES Y CONSTRUCTOS, TAMBIÉN ES CIERTO QUE HAN HABIDO RESULTADOS PERMANENTES. EL PUNTO ESTA EN QUE NO TODOS ESTÁN DISPUESTOS A TRABAJAR LO NECESARIO CON TAL DE LOGRARLO. MAS QUE UNA EXIGENCIA AL PSICOANALISIS, ES UNA EXIGENCIA AL ÁMBITO DE LA SALUD MENTAL EN GENERAL.
JESU GAJARDO

fcoloma dijo...

En relación a la necesidad de buscar con la mirada el objeto fóbico, me gustaría reflexionar acerca de algo que se dijo en clases. Allí se planteo la posibilidad de pensar la fobia como un gran Otro (en este caso la madre) que "asfixia" al sujeto, y ante la inercia paterna que no pone límites en esa relación, se busca un objeto fóbico que permite salir de la relación díadic asfixiante.
Esta reflexión me pareció muy interesante, pues si pensamos la fobia como la necesidad de invocar al padre, y no como la angustia de castración desplazada en un objeto, creo que se explica mejor la necesidad del fóbico a buscar su objeto con la mirada, pues precisamente prefiere enfrentar una angustia atroz que vivir en una continuidad mortífera. Además, a diferencia de lo que platee en otro comentario, aquí si parecería que es un derecho, una elección, algo que el sujeto elige.

Anónimo dijo...

Me gustaría referirme a dos aspectos de los comentarios que llamaron mi atención; la distinción realizada entre lo ominoso y el objeto fóbico y el planteamiento de la fobia como una búsqueda del padre en vez de un desplazamiento de la angustia de castración. Con respecto a lo primero, al plantear la analogía entre lo ominoso y el objeto fóbico, me resuena inmediatamente la pregunta realizada por la Fran y enunciada desde otro lugar por la Vale, respecto a las posibles características inherentes de un objeto fóbico, que lo harían más probablemente “fobógeno”. Hay aquí una observación que me parece, no podemos pasar por alto. Efectivamente existen objetos que se repiten con mayor frecuencia en las fobias. Al considerar esto, nos encontramos con una pregunta similar a la que Freud se encontró en su texto “Lo ominoso”, en donde resuelve la pregunta por lo terrorífico, como un retorno de algo que alguna vez fue familiar y ahora parece extraño. Lo ominoso remite a un pasado difuso, ilimitado y no legislado. Me parece que lo mismo puede aplicarse al objeto fóbico, sin embargo, no se puede dejar de lado la observación hecha por Benjamín, respecto a la imposibilidad de un acostumbramiento al objeto fóbico. Al parecer aquello a lo que remite el objeto fóbico es algo que no se “pone en juego”. Es imposible el pensamiento al tratarse del objeto fóbico y en este punto recuerdo a Bion, cuando plantea que el pensamiento requiere de una preconcepción no saturada. En la fobia podría decirse que la preconcepción que se relaciona con ella está saturada, lo que impide el pensamiento y la elaboración de este terror. Una preconcepción saturada, puede analogarse a una relación voraz y asfixiante con la madre, que no permite la realización de una falta.

Anónimo dijo...

Muy buena explicación. Según lo planteado encuentro que la fobia como defensa es de un alto nivel, ya que fijada la angustia en un objeto, puede defenderse manteniendolo alejado.
En general se dice que frente a la fobia lo mejor en la clinica es la terapia cognitiva-conductual a traves de la desensibilizacion sistematica. Los psicoanalistas contraponen que solo se cambia el objeto fobico.
No sé cual será la respuesta, pero pensando en la fobia como funcionamiento y el rol que juega la fantasia en el proceso de angustia, quizas si se logra la salud verdadera al mostrarle a la fantasia y memoria que tal objeto no es peligroso y de esta manera llevando el proceso a la razon.
Se que el Yo (razón) no es el dueño de casa, sin embargo, es él quien vive y como buen arrendatario tiene derecho a estar tranqui en su lugar que por algo se ha ganado.

Unknown dijo...

Siguiendo algunos de los comentarios, me quiero sumar a la pregunta de si la fobia puede entenderse como una estructura por si sola ya que su semejanza con la explicación Freudiana de la obsesión y la neurosis es abrumadora, en ambos el conflicto se genera a partir de un temer al padre respecto a la castración, pero al mismo tiempo existe una ambivalencia frente al padre, por un lado se le teme y se le quiere destruir pero por otro se siente una atracción inmensa frente a él (por culpa o identificación). Yo creo que la diferencia entonces entre la neurosis y la fobia (no se si sea estructural), pero se puede tratar de entender desde la teoría Kleiniana donde la fobia estaría en una etapa anterior, donde los elementos temidos son proyectados al exterior y se vuelven persecutorios, mientras en la obsesión estaría mas cerca de la fase depresiva.

Kenichi dijo...

Es interesante leer todos los comentarios para atrás. En lo particular, creo que la distinción que hizo el profesor en clases, que fue rescatada por felipe es esencial. De hecho contradice, a mi parecer, lo dicho por Assoun y en lo personal me hace bastante más sentido.

Desde el sentido común se puede entender fácilmente la fobia como una objetivización del "pánico" o angustia antes nombrados. Después se le pueden poner todos los apellidos que se quieran, cosa que es muy común en psicoanálisis, cómo por ejemplo miedo a la castración, por ahí una escribió "evitación y desplazamiento de la angustia provocada por deseos incestuosos". Yo creo que toda esta parafernalia de la cual nos valemos para hablar, sirve de poco si no se ve representada en la realidad y en la clínica ¿A qué viene esto? Al hecho de que claramente si yo quiero evitar algo no tengo para qué verlo, lo puedo sepultar tal como se sepultan tantas otras cosas en el inconsciente y ya está.

Por eso yo encuentro tan importante que se piense a partir de los hechos. Si entendemos que este fobia significa (como verbo), es decir que le da la capacidad al sujeto de salirse de la unidad y... ser sujeto, entonces se entiende que sea algo necesario, que a pesar de ser algo espantoso, brutal, y mortífero, es lo que en algún momento lo llevo a ser capaz de empezar su existencia como sujeto.