martes, 21 de octubre de 2008

Sobre "Caso Schreber", Neurosis y Psicosis


por Valentina Rébora & Natalia Torres

“La persona que a quien el delirio atribuye un poder y un influjo tan grandes, y hacia cuyas manos convergen todos los hilos del complot, es, cuando se la menciona de manera determinada, la misma que antes de contraerse la enfermedad poseía una significatividad de similar cuantía para la vida de sentimientos del paciente, o una persona sustitutiva de ella, fácilmente reconocible.”
(Freud, 1911[1910], p.39)


El intento que hace Freud por aproximarse al fenómeno de la psicosis no tiene como objetivo la cura o la búsqueda de un tratamiento, sino que parece ser meramente un juego en el que pretende poner a prueba su teoría, con el fin de dar cuenta de aquel funcionamiento que se escapa a la conceptualización que hasta ahora había construido desde el ojo neurótico, el que al estar configurado en torno a la represión, tiene como principal herramienta de análisis a la interpretación.

“La indagación psicoanalítica de la paranoia nos ofrece dificultades de particular naturaleza a los médicos que no trabajamos en sanatorios públicos. Nuestro tratamiento supone como condición la perspectiva del éxito terapéutico, lo que nos veda admitir a tales enfermos o retenerlos durante mucho tiempo” (Freud, 1911 [1910], p. 11)

La forma en que Freud presenta el caso Schreber, evidencia una aproximación a la conducta mediante la interpretación, hecho que a nuestro juicio abre la pregunta por el fin de ésta, ya que claramente se escapa a lo encontrado en el análisis de las otras estructuras. Así, si pensamos en la psicosis como aquel fenómeno en la que el sujeto intenta reconstruir una nueva realidad, ¿Cómo podríamos interpretar aquel material en donde el lenguaje presenta una lógica totalmente distinta?

De esta manera, podríamos pensar en que el fin que se propone este autor al dar cuenta de un caso de paranoia no es más que ampliar el lente, ya que en términos clínicos su abordaje, tal como el mismo comenta, es imposible. (...)

Frente a esta situación, la posición propuesta por Lacan en cuanto al abordaje de la psicosis, en tanto utiliza la función del lenguaje como eje orientador en el análisis de este fenómeno, resulta de alguna forma más consistente con la distinción particular de esta estructura.

Para este autor, los fenómenos clínicos de la psicosis se caracterizan por la inercia dialéctica, y dan cuenta de un déficit en el polo metafórico del lenguaje. El significante del síntoma ha perdido sus lazos con el resto de la cadena significante: El significado es el significante. Y aún más, el desencadenamiento de la psicosis se produciría cuando el sujeto recibe, desde el campo del Otro, un llamado a responder desde un significante que no posee: No hay significante al que se anude a la cadena.

En el caso Schreber, Lacan propone que el paciente “carece, según todas su apariencias, de ese significante que se llama ser padre”, y desde ahí, amplía esta carencia al corazón de la psicosis misma, es decir, a la forclusión de este significante como la génesis de la estructura como tal. Sin embargo, ¿No es esta comprensión hecha desde la misma posición desde la que se situó Freud en su momento? ¿No es la forclusión una forma de comprender la imposibilidad de interpretación del psicótico en tanto se separa de toda comprensión neurótica de un fenómeno? (Zafiropoulos, 2006)

Al parecer, cualquier intento de aproximación a la psicosis se hará desde la posición neurótica en que se enmarca la teoría psicoanalítica, y por lo mismo, toda definición y toda comprensión del fenómeno ya sea en su estructura o en su funcionamiento, se hará desde la negación de los procesos existentes en la neurosis. Es por ello entonces que la pregunta por el tratamiento vuelve a surgir, al igual como lo hizo en su momento respecto de la perversión, tanto en su eficacia como en su posibilidad de existencia.

Apoyados en todo lo anterior, podríamos concluir que al menos desde estas perspectivas, el acercamiento a la psicosis se vuelve solo un intento de epistemología más que una aproximación clínica al fenómeno, que al menos nosotras creemos que debiera ser el eje orientador de cualquier teoría psicológica.

por Mauricio Rojas

Mi reflexión a partir del texto de Freud gira básicamente sobre dos puntos.

1.- Freud es categórico al decir que en la constitución del aparto psíquico el Yo es un “vasallo” que sufre y lidia contra poderosas fuerzas externas. Por un lado la Realidad y por el otro lo innombrable, el “Ello”.
Tanto en la neurosis como en la psicosis expresan la rebelión del Ello contra el mundo exterior; expresan su displacer o, si se quiere, su incapacidad para adaptarse al apremio de la realidad.

Si aceptamos esta realidad, se trata de sacar la consecuencias practicas y lógicas de la afirmación. El Yo no es el dueño de casa, no le cabe responsabilidad.

Lo que diferencia la neurosis de la psicosis es como se las arregla el Yo contra las exigencias de estas presiones. Si se adapta a la realidad y reprime una porción del Ello, se produce la neurosis, por el contrario, si rechaza la realidad sometiéndose a las exigencias del Ello se produce la psicosis. No hay forma de ganar.

Por lo tanto, no cabe el juicio ético sobre las conductas producidas por la psicosis o neurosis. En donde la voluntad no tiene participación, tampoco tiene responsabilidad.

Pero me parece que muchas veces en la practica se enjuicia tales comportamientos, se comentan los delirios, se critican los actos histéricos, en fin, se responsabiliza al “esclavo” por no ser libre. Nunca le han dado un pase y lo critican por no meter goles.

En definitiva, se trata de asumir la realidad a la que Freud llamó: Inconciente. Si no hay libertad, tampoco hay responsabilidad.


2.- En el texto Freud señala que una vez que el vasallo ha lidiado de una u otra manera con estos opresores, viene la restitución de lo perdido. “En la neurosis se evita, al modo de una huida, un fragmento de la realidad, mientras que en la psicosis se lo reconstruye”
Pero en ambos casos no puede crearse un sustituto cabal para la pulsión reprimida (neurosis) y tampoco crear otra realidad perfectamente reemplazable a la negada (psicosis). Teniendo esto definido, Freud dice que el material para hacer esta sustitución se toma de la fantasía, es la “cámara del tesoro” de donde se recoge el material.

Entonces, en ambos casos se produce una perdida de la realidad y a la vez una sustitución de ésta.

Si no existe una realidad objetiva, o como bien sabemos, la manera de acercarse a la realidad siempre es subjetiva, podemos discutir cual forma es mejor de subjetivar, pero ninguno, en ningún caso, tendría acceso a la realidad en sí.

Si esto es así, entonces lo mejor que podríamos aspirar es a quien se vende el mejor cuento sobre la realidad. O el significado que le atribuimos.
Pensando en la practica, quizás el trabajo del psicólogo consistiría en darle un mejor significado practico a la queja del paciente. Y me parece que incluso a menudo lo hacemos. Frases como: “estará de Dios”, “mala o buena suerte”, “Fueron los duendes u ovnis”, o en verdad da lo mismo cual sea la aspirina. En caso de la psicosis el delirio o alucinación, mientras sea adaptativo, todo vale.

Señora, señor, ¿Cómo quiere creerlo? Si así le parece, y no “sufre” muy bien, yo lo apaño, déme mis luquitas y váyase tranquilo para la casa.

12 comentarios:

fcoloma dijo...

Sin duda el tema de la psicosis es un tema muy complejo para el psicoanalisis, puesto que si aceptamos que es la palabra la que toma el lugar central del análisis, entonces nos encontramos incapaces.
En este sentido, estoy de acuerdo con lo planteado anteriormente, donde el intento de Freud sería simplemente un abordaje epistemológico sin fines terapueticos, pues su propio método, asociación libre e interpretación se muestra ineficaz.
Sin embargo, y haciendo cargo de lo que dije anteriormente, este es un problema para el psicoanálisis y una limitación sólo en cuanto pensemos este como un método terapéutico.
Sin embargo, como vemos en clases, si abrimos al psicoanálisis como el campo de la escucha que posibilita interpretaciones, creo que lo postulado por Freud si es un aporte clínico, pues permite escuchar al paciente "desde otro lugar" y seleccionar una intervención más adecuada, que no implica necesariamente la interpretación ni privilegiar la palabra

Pato.M. dijo...

La pregunta por lo clínico me parece de la más alta valía. No sólo porque tiene que ver con nuestra disciplina, sino porque el psicoanálisis se ha usado también en otros sentidos, en ausencia de una noción de clínica y salud mental.
Este texto, como ya varios de los casos freudianos que hemos leído, no apuntan a la salud mental de manera decisiva, sino que posicionan en primer lugar a la investigación del inconciente, la defensa de la causa analítica, etc.
Si bien podríamos entender, con Felipe, que Freud abre un campo para la interpretación, no por ello abre un campo para la salud mental. No me queda claro si este es un norte para Freud.
Lo paradójico es que es en la clínica donde la metapsicología se prueba a sí misma.
¿Podríamos pensar en una metapsicología del análisis, sin necesidad de remitirla a la salud?

Esta "interpretación del mecanismo paranoide", ¿para qué sirvió? Nuestro juez no se sana, todos los analistas futuros aprenden. Pero, ¿Qué aprenden? ¿Un mecanismo que no se puede interpretar sino bajo la condición de la descompensación de la psicosis?

A mi juicio, es el uso de las teorías el que, además de consituir su condición de ser, pone a prueba se veracidad. Sin cura no hay metapsicología posible: ésta debe estar al servicio de la salud.

José Pedro Elton dijo...

Como ya se ha dicho, Freud principalmente se dedicó a la formulación de su teoría, por lo que en muchos casos la mejoría de sus pacientes se vió relegada a un segundo lugar, sin embargo, su teoría a la vez tiene como fin la salud mental, por lo que a fin de cuentas, creo que hay que mirar el trabajo de Freud con un ojo histórico, de manera de poder comprender que el proceso requería en un principio de la investigación más "dura", para despues enfocarse puramente en la salud de los pacientes.
El caso de la psicosis plantea una especial dificultad debido a que la estructura no permite un gran progreso terapeutico como lo permitiría la neurosis, sin embargo, esto no quiere decir que los analistas no puedan tratar a psicoticos, sino que se verán en la dificultad de aplicar nuevas técnicas para ayudar a estos pacientes. ¿Que técnicas se deben usar? ¿Cuales son los límites del campo psicoanalitico en el trabajo con psicoticos?. Simplemente no sé.

Anónimo dijo...

Tengo la necesidad de destacar que Freud trabajó el caso Schreber a partir de sus memorias, y por ende, siento que difícilmente podría haber hecho otra cosa que no fuera un avance epistemológico en su teoría. Con esto no quiero obviar la importancia y rol principal de la clínica para con los paciente, sino comprender por qué, quizás, Freud le dio tanta prioridad a la teoría en este texto, por sobre la clínica, como ya lo había hecho en algunos otros textos ya comentados.

Por otra parte, hay un tema que siempre me ha llamado la atención cuando hablamos de psicosis: su tratamiento. Se dice que el delirio psicótico se produce cuando el sujeto neurótico obliga a responder desde un campo de ley, de significantes anudados por puntos de capitones donde la constante metonimia no se establece, lo cual, sin duda, contrasta ampliamente con la psicosis. Sin embargo, ¿qué hacer si esta exigencia se establece permanentemente en quienes tienen una estructura psicótica?, ¿cómo poder abordar su tratamiento? Personalmente me hace mucho sentido el trabajar a partir de una simple compañía, generar un yo auxiliar para que puedan vivir mejor en una sociedad neurótica que exige adaptarse. Es cierto que como psicólogos con una estructura neurótica, estaremos tentados a trabajar desde una escucha analítica, aspirando a un entendimiento más acabado, sin embargo, creo que debemos tener claro que la eficacia del tratamiento en una estructura psicótica no es interpretar o intentar penetrar en elementos más inconscientes, sino simplemente acompañar y ayudar a que el paciente viva mejor. A fin de cuentas, como psicólogos no podemos actuar tal como lo hace la sociedad, obligando a actuar a partir de sus premisas, desencadenando delirios y estigmatización, pues debemos acomodarnos al paciente y ayudarlo a existir en un entorno neurótico que se presenta sin piedad.

Anónimo dijo...

Tal como ya se ha comentado, las teorizaciones freudianas respecto al caso Schreber, posiblemente no nacen desde una visión clínica del psicoanálisis. No sé siquiera si sea posible abordar la psicosis desde una visión clínica para el psicoanálisis y es que me parece que el psicoanálisis no es mucho lo que puede decir respecto a la psicosis. Creo que las teorizaciones respecto a esta estructura, poseen siempre el estatuto de delimitación de una no-estructura. El psicoanálisis, nacido desde la neurosis, no puede hacer nada más que delimitar un ámbito para la psicosis. Ámbito que constituye precisamente aquello que no puede ser palabreado y que debemos contentarnos con una intuición de localización. El “no” es lo que nos permite teorizar respecto a la psicosis en el psicoanálisis. Al delimitar el ámbito de la psicosis, se delimita a su vez el ámbito del psicoanálisis.

Anónimo dijo...

El segundo comentario me parece una maravilla. Es simplemente lo mejor que he leido. Felicitaciones al autor

Anónimo dijo...

Mauricio nos invita a preguntarnos ¿Cómo quiere creerlo?, y es que esta pregunta más bien existencialista nos invita a reflexionar sobre cómo cada uno de nosotros queremos creernos las cosas.
Puntúo aquello pues considero que es muy fácil que nos aferremos a cómo los “otros-pacientes” construyen sus vidas, olvidando como nosotros también cada día la construimos y como sufrimos.
Y es que me quede pensando de que manera una lectura de qué se inventa la gente para sufrir, para llenar la falta, el vacío, hace que olvidemos como aquello, aún cuando es una ilusión, está intrínsecamente vinculada al sufrimiento del ser humano, un sufrimiento corporal, que se siente aún cuando nos lo inventemos.

Unknown dijo...

Siguiendo a Mauricio y a la Oli, encuentro muy importante destacar como a veces nuestra teoría puede llevarnos a interpretar todo desde una línea determinada y no nos permite ver la novedad. Ya que por ejemplo Freud en este caso, interpreta el material del sujeto como si fuera un neurótico más, y lo que es más todo caso de Freud es interpretado según el complejo de Edipo, donde llega a interpretar mejorías a partir de sus intervenciones, cuando ahora sabemos que el tratamiento de Freud del caso Schreber quizás no era el más adecuado ya que el decir del psicótico no tiene significación anudada, y cuando la tiene, esta posee mas características de delirio con esa certeza tan característica, que responde más al simple azar que a un “significado oculto”.
Esto me llamó la atención ya que entonces ¿en cuantos otros casos de Freud puede haber ocurrido que el complejo de Edipo tampoco era el punto central?, y esto también ocurre con otros autores, por ejemplo últimamente he estado leyendo a Melanie Klein para el trabajo y casi todo lo interpreta de acuerdo a la envidia respecto a la escena primaria y la ambivalencia entre destruir el pecho y el pene de la madre y luego su culpa y su idealización. Pero entonces ¿es la esencia humana tan simple que puede ser reducida a simples axiomas aplicables a todos por igual? La verdad es que yo creo que no, y por último quiero decir, respecto del comentario del otro Mauricio, que el psicoanálisis si tiene cosas que decir respecto de la psicosis, pero quizás estos decires no han sido creados todavía, y que podrán ser generados sólo con la aparición de nuevos teóricos que se desliguen de estos axiomas establecidos y generen novedad respecto de este fenómeno.

Unknown dijo...

"En definitiva, se trata de asumir la realidad a la que Freud llamó: inconsciente. Si no hay libertad, tampoco hay responsabilidad". Esta afirmación que realiza Mauro me parece cuestionable, ya que para mí se trata de todo lo contrario. El tema de la libertad es un tema muy dificil de abordar por la cuestión valorica que hay de trasfondo. Pese a esto desde el psicoanálisis, especificamente según la corriente lacaniana, la libertad sería algo así como una ilusión imposible de ser. Y esto debido a que siempre estamos referidos a Otro... no somos libres de decidir si la decisión que tomamos, al fin y al cabo, está determinada por algo que es incognoscible para nosostros, el sujeto de lo inconsciente y junto con esto el gran Otro. Bueno y respecto a la responsabilización, creo que a pesar de lo anterior, nos queda mucho de que responsabilizarnos, somos responsables de asumir que hay algo que no sabemos que nos determina, por decirlo de alguna manera. Y bueno desde nuestro profe, somos responsables en tanto asumimos que "somos imperfectos", "que es lo que hay"...
El fin del análisis, un tema que depende de la postura desde la cual se lo mire.

antonia dijo...

Me quede con la idea de comentarios en que se dice que el psicoanálisis no tiene nada que aportar. La verdad es que considero que no es la teoría misma quien sólo aporta hacia la cura, sino que es también el analista y su flexibilidad hacia derivados temas. La línea psicoanalítica no solo se basa en análisis, sino que comienza desde una línea de apoyo y más bien para modificar la conducta en crisis. De esta manera con pacientes graves como psicóticos es el analista quien debe superar la técnica que lo dificulta y poder aportar algo en el tratamiento. Existen parámetros de técnica que pueden ser de utilidad y aunque los instrumentos no son bien conocidos para la psicosis, es la persistencia del analista en su tarea quien llevaría a cabo una posibilidad de cura. Por ello creo que el decir que el psicoanálisis nada aporta sería una aseveración bastante radical, a saber que el psicoanálisis no solo consta de la teoría en sí misma, sino de la relación analítica en que se exponen paciente y terapeuta.

Anónimo dijo...

La tesis del comentario de la Vale y la Naty, como vimos todos, es que "las palabras que leemos" de Freud al parecer no tienen como objetivo la cura, sino que "parece ser meramente un juego en el que pretende poner a prueba su teoría".
Claramente, me parece una propuesta interesante, sobre todo, porque da para pensar en qué es lo que nos esforzamos tanto (por lo menos en nuestra Escuela de Pregrado de la PUC) por pensar incesantemente.
Es como la pregunta de la Olivia, que nos invita a "reflexionar sobre cómo cada uno de nosotros queremos creernos las cosas".
Sólo quiero decir que eso es lo que encuentro CENTRAL AQUÍ, a juicio muy personal.
Me parece que al final, a pesar de que rescato el valor del cuestionamiento a Freud (y a todos los demás que se pueda cuestionar), que mucho pasa por el valor que uno le da a esa teoría, que pueda parecer a veces tan abstracta y alejada de la clínica y sus angustias (lo digo 100% desde la inexperiencia). Efectivamente, creo también que Feud en realidad sólo hizo elucubraciones teóricas en cuanto al concepto de psicosis, por ser éste un terreno desconocido, angustiante, y poco abarcable desde su emergente psicoanálisis, pero también creo que no sólo Freud es culpable de eso, sino casi la mayoría de los autores que vemos a lo largo de la carrera, y no sólo en psicosis, sino en todo lo demás: son casi puras elucubraciones teóricas con poco gusto a saberes clínicos, que al final supuestamente nos nutrirán de un manejo conceptual, en el orden de cómo entendemos al paciente (nótese bien: "ENTENDEMOS"), y desde ahí, desde una experticia teórica, poder ser espontáneos en la práctica misma del hacer con el paciente, o de la escucha psicoanalítica que plantea Coloma. Al final, me parece que es un poco también lo que dice el profe, cuando habla de "usar a los autores", pero al final, "ir viendo según lo que vaya pasando con el paciente".

Anónimo dijo...

Me parece, como ya se ha mencionado en otras ocasiones, que la técnica psicoanalítica utilizada por Freud no sería el modo más apropiado para el tratamiento de psicóticos, ya que éstos no tendrían una cadena de significantes asociada a la ley del padre por lo que la asociación libre no se podría dar. Creo que Freud simplemente se limito a utilizar el método con que se sentía cómodo, habiendo éste nacido del tratamiento con neuróticos y no del tratamiento de psicóticos.
Por tanto, ¿Se podrá entonces hablar de una clínica psicoanalítica para psicóticos o es más bien una manera de entender al paciente y escucharlo?